La caída de un rayo paralizó temporalmente la actividad del aeropuerto el viernes

La potente tormenta eléctrica que descargó sobre el barrio de Peinador el pasado viernes 3 de junio paralizó durante algo más de 1 hora los despegues y aterrizajes en el aeropuerto de Vigo. Un rayo impactó alrededor de las 16:15h sobre una de las instalaciones de control meteorológico que emplea el aeropuerto para transmitir información a las aeronaves que toman tierra o despegan en la ciudad, lo que implicó que no fuese posible determinar circunstancias como la velocidad del viento o la ubicación de nubes respecto a la pista, obligando a declarar el "zero rate" o cierre temporal de las instalaciones. 

Esta circunstancia determinó la cancelación de la salida de un vuelo privado que se encontraba en ese momento dispuesto para despegar hacia Barcelona, así como el retraso de los vuelos IB534 de Iberia Madrid-Vigo y FR7511 de Ryanair Barcelona-Vigo, que se encontraban ya preparados para despegar hacia Vigo desde sus respectivos orígenes y retornaron a la terminal a expensas de más información. 

Aunque en un primer momento se planteó la posibilidad de desviar las citadas operaciones al aeropuerto de Santiago, finalmente las aerolíneas decidieron esperar a la reparación provisional de los sistemas, despegando hacia Peinador un par de horas después, donde tomaron tierra sin mayor novedad. El servicio de mantenimiento logró reactivar provisionalmente los sistemas alrededor de las 17:30h.

Sí se vieron afectadas, sin embargo, 4 operaciones en la mañana del sábado. Así, el Vueling VY1702 Barcelona-Vigo (y su regreso) y el Iberia IB530 Madrid-Vigo (y su regreso), fueron desviados a Santiago mientras los técnicos trabajaban en la reparación definitiva de los sistemas afectados el viernes. La incidencia quedó plenamente reparada en la mañana del sábado, sin que se hayan producido más inconvenientes. 

El sábado por la tarde fue el aeropuerto de Santiago el afectado, al inundarse la torre de control en una de las trombas de agua caídas sobre la ciudad, lo que obligó a declarar el "rate zero" y desviar algún vuelo a Oporto.